¿Te quiere tu perro como tú a él?
Boncan | 04/04/2014
¿Es correspondido el amor que un propietario siente por su perro? Esa es la pregunta que un grupo de investigadores suecos y daneses quería responder.
Los perros están muy en sintonía con las señales sociales humanas. Ellos no solo disfrutan de una relación simbiótica con nosotros. Si no que son nuestros interlocutores sociales. Así que si un propietario tiene una visión positiva de su relación con su perro, tal vez las interacciones positivas se producirán entre los dos con mayor frecuencia. Lo que lleva al perro a percibir recíprocamente una estrecha relación con su dueño. Al menos, esa es la hipótesis.
Veinte equipos de perro-dueño participaron en el estudio. Los seres humanos completaron un cuestionario llamado “Escala de relación del perro y el dueño de Monash” (MDORS). Fue diseñado para evaluar la fuerza de la relación desde la perspectiva del propietario. El MDORS contiene 28 artículos que se dividen en tres sub-escalas. El primero evalúa la naturaleza de las interacciones perro-dueño (“¿Con qué frecuencia usted abraza a su perro?”). La segunda refleja la cercanía emocional que el propietario se siente hacia su perro (“Me gustaría que mi perro y yo nunca tuviéramos que estar separados “). La tercera se refiere la inversión percibida necesaria para cuidar de un perro (“Mi perro cuesta demasiado dinero”).
Un experimento diseñado originalmente para medir la fuerza de las relaciones entre padres e hijos humanos.
Los perros fueron sometidos a una versión modificada del procedimiento Ainsworth “extraña situación”. Experimento originariamente para humanos. Ya que mide el comportamiento de búsqueda de proximidad y valora la sensación de seguridad que la presencia del propietario puede proporcionar al perro. Puesto que la relación dueño-perro a menudo ha sido comparada a la relación padre-hijo, la “extraña situación” se ha utilizado cada vez más eficazmente para entender el vínculo humano-perro. De hecho, no es una extraña comparación. Los propietarios que reportaron relaciones más fuertes con sus perros también tenían más oxitocina en su orina.
La versión del perro de la “extraña situación” comienza con el dueño sentado en una silla ignorando a su perro. Después de unos minutos, un desconocido entra en la habitación y sin hacer caso del perro, habla con el dueño. El desconocido intenta jugar con el perro, y luego el dueño deja la habitación en silencio. El desconocido sigue manteniendo el juego con el perro. Luego sale de la habitación dejando al perro solo. El propietario regresa, saluda al perro y comienza a ignorar de nuevo. El extraño regresa, saluda al perro, y hace caso omiso de él también. Por último, el propietario lo deja solo otra vez.
Cuando se realiza con los niños humanos, la naturaleza ligeramente angustiante de la “situación extraña” (que lo dejen solo y tener que contactar con un extraño) activa un sistema innato y adaptativo.Este sistema motiva al niño a buscar la proximidad de su cuidador. Observando cuidadosamente al niño y sus comportamientos de búsqueda de seguridad y sus conductas de exploración más independientes, los investigadores pueden determinar si el niño está apegado o no a sus padres.
Los investigadores encontraron, como era previsible, que los perros eran más propensos a iniciar el contacto físico con sus dueños si estos reflejan un alto nivel de interacción con sus perros.
Y los propietarios con un alto nivel de interacción con sus perros tenían perros que eran menos propensos a jugar de forma independiente. En un niño humano podríamos decir que la falta de exploración independiente refleja algún tipo de apego inseguro. Pero para los perros representa probablemente una consecuencia del refuerzo positivo para interactuar con sus dueños.
Una comprensión más completa de las relaciones propietario-perro viene de no observar al perro o al dueño de forma aislada. Si no como una unidad. Este estudio marca uno de los primeros intentos de sondear científicamente en la relación entre la percepción de los perros del vínculo con sus dueños. Y también las percepciones de los propietarios del vínculo con sus perros.
Y aquí está la mala noticia para todos aquellos amantes de los perros que están tan seguros que su tierno amor les es devuelto. No se encontró correlación entre la “cercanía emocional percibida” del cuestionario MDORS y el comportamiento de los perros en la “extraña situación”. Los investigadores determinaron que, “no había ninguna evidencia que apoye la idea de que porque una persona tenga un fuerte vínculo emocional con su perro, su perro está unido de manera similar a ellos. “
Simplemente no puedes amar a un perro tanto que este se vea obligado a corresponderte.
Fuente:
Rehn T., Lindholm U., Keeling L. & Forkman B. (2013). I like my dog, does my dog like me?, Applied Animal Behaviour Science, DOI: 10.1016/j.applanim.2013.10.008