Precauciones con los perros en verano

Como cada verano nos llegan preguntas sobre recomendaciones de rutas y planes de diversión asegurada con nuestros perros durante las vacaciones, y por supuesto, ¡nos encanta! Pero…. junto a ello también se suman algunos sustos de nuestros clientes o incluso experiencias propias debido a ciertos factores que no se han tenido en cuenta.
Las vacaciones están para disfrutarlas, aprovechar y hacer cosas divertidas todos juntos, ir a piscinas para perros, a la montaña, al río, a distintos parques, a la piscina… todo aquello con lo que creáis que vuestro perro y vosotros disfrutaréis. Sin embargo, hay que tener en cuenta algunos factores:

Así pues, vamos a hablar un poco de los riesgos principales que pueden correr nuestros perros en verano, centrándonos sobre todo en los peligros del agua.

EL AGUA (PLAYA Y JUEGOS DE AGUA DULCE).

Es importante poder preparar cada salida con nuestros perros, ya que a veces pueden suceder situaciones que no tenemos previstas. Llevar un botiquín a mano con lo imprescindible no está de más.
Existen cremas solares para proteger el hocico y también productos para las almohadillas si las tuvieran delicadas o deben andar mucho. Esto puede ayudar a que no se quemen o agrieten.
Cuando nos aventuramos en la playa y el mar, lo imprescindible y más importante es tener abundante agua y llevar su bebedero para evitar al máximo que beban agua del mar.
Un exceso de ingesta de agua, ya sea dulce o salada, puede derivar en una intoxicación con consecuencias muy graves, incluso la muerte.
La hiperhidratación o intoxicación por agua es un riesgo desconocido para muchos de nosotros. La intoxicación da paso a la hiponatremia, un trastorno no muy habitual, pero que puede darse, sobre todo en verano y que es potencialmente mortal. Afecta a aquellos perros que se obsesionan en jugar con el agua, por ejemplo con las mangueras a presión, donde muerden el agua intensamente y sin parar, o un aspersor. O en el mar, mientras nadan o juegan con un juguete en la boca en el agua. La acción en sí no es peligrosa, el peligro está en la duración del juego y la cantidad de agua que ingieren. Si esto sucede se produce una excesiva dilución del sodio en la sangre y se incrementa la producción de la hormona antidiurética. Entonces, para tratar de recuperar el equilibrio, las células acumulan más líquido en su interior y la consecuencia es que se inflaman órganos vitales, incluyendo el cerebro, pudiendo llegar a causar un edema cerebral.

Algunas pistas de que algo va mal son:
– Inquietud y nerviosismo.
– Decaimiento general.
– Diarrea.
– Vómitos.
– Deshidratación corporal.
– Mareos, hasta el punto de no poderse mantenerse en pie.
– Descoordinación.
– Convulsiones.
– Exceso de saliva.
– Dificultad para respirar.

En el caso de ver que el peludo no está bien, hay que acudir de inmediato al veterinario.

Otro de los peligros que encontramos en la playa es que, muchas veces, los perros no son conscientes del AGOTAMIENTO y en un momento dado pueden llegar a ahogarse o no poder nadar de regreso, con lo que es muy importante observar y frenar a tiempo. Uno de los consejos que hace que se pueda disfrutar más de nadar son los chalecos salvavidas, ya que en caso de cansancio no se hunden y porque también al hacer menos esfuerzo para flotar suelen ingerir menos agua. O también se debe limitar el tiempo que el perro permanece en el agua. En la playa, si tenéis pensado pasar bastantes horas, es importante buscar algún ratito para descansar con sombra e intentar que no coman arena, puesto que les podría provocar también problemas de salud. Si su piel es delicada, también es importante tener en cuenta la ducha con agua dulce después de remojarse en agua de mar.

También existen otros riesgos (y no menos importantes) como:

Los GOLPES DE CALOR: es bastante frecuente oír por parte de propietarios que han experimentado este susto. Cuando esto sucede, los perros dejan de regular la temperatura de su cuerpo y empiezan a jadear de manera intensa y es extremadamente peligroso. Par evitarlo es importante salir durante las horas más fresquitas del día, hacer el ejercicio adecuado para cada perro, edad, tamaño, según su condición física, etc. Debemos intentar que no se tumben en el sol mucho rato y sobre todo evitar tenerlos en espacios cerrados o con poca ventilación, ya que la temperatura sube muy rápido. Por ejemplo, es importante no dejarles en el coche aunque sea con ventanas abiertas.

Durante las horas de más calor se puede remojarles un poco el cuello y la barriga e ir ofreciéndoles agua. Pero es importante no darla en exceso mientras están realizando ejercicio e intentar no salir a la calle y jugar intensamente justo después de comer, ya que esto podría provocar una TORSIÓN DE ESTÓMAGO.

Las QUEMADURAS en almohadillas e incluso en la piel también son frecuentes. Es importante evitar la exposición prolongada durante horas punta y super importante no hacerles andar sobre superficies calientes que puede ser el mismo asfalto. Intentar ir por la sombra y no quedarse parados es una de las cosas a tener en cuenta.

Uno de los peligros comunes que nos encontramos en verano son Las PICADURAS. En esta época del año aumentan en cantidad los insectos: garrapatas y pulgas, con lo que es muy recomendable proteger a nuestros perros para evitar cualquier problema de salud derivado de ello. También hay que estar atentos a las picaduras de abejas y medusas que pueden llegar a causar algunas reacciones más fuertes en nuestros perretes.

Y por último algo que no es muy común, pero si bastante peligroso en la playa es la INGESTA DE ANZUELOS. Algunos pescadores tiran o dejan los hilos de pesca por la arena y muchas veces en el extremo hay un anzuelo con un gusano. Los perros van olfateando por la playa y al encontrarse con el cebo se tragan el anzuelo también. Lo más común es que el hilo quede colgando de la boca del peludo y podamos apreciar que exactamente se lo ha tragado. Es de vital importancia nunca estirar del hilo, ya que podríamos desgarrar algún órgano y provocar fuertes consecuencias negativas. Lo ideal es atar el hilo al arnés o al collar para que no quede colgando y acudir de inmediato al veterinario para que puedan realizar la extracción.

Todos estos riesgos expuestos son en cierta medida evitables. Os animamos por ello a ser precavidos, actuar con sentido común, pero no por ello dejar de hacer planes con vuestros perros y disfrutar con ellos.